Un periodista llega a un pueblecito casi perdido en las montañas para hacer un reportaje sobre
la vida en aquellos parajes. Aborda al primero de los aldeanos que ve y le dice mientras enciende su grabadora:
- Por favor, es para la revista Parajes de montaña. ¿Podría contarmealguna cosa anecdótica de esta región?
El aldeano comienza:
- Por favor, es para la revista Parajes de montaña. ¿Podría contarmealguna cosa anecdótica de esta región?
El aldeano comienza:
- Por supuesto. Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, y como es la costumbre del lugar, nos reunimos todos los de la aldea, nos bebimos unas botellas de vino y salimos juntos a buscarla al monte. Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber, y uno por uno se lo montó con la cabra...
El periodista interrumpe:
- Oiga, perdone, pero este reportaje será publico y no podemos escribir este tipo de... cosas. Mire, si le parece bien, cuénteme mejor algo alegre de la región.
- Claro hombre. Mire, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y, como es la costumbre, bebimos todos juntos unas botellas de vino y salimos en su búsqueda. Al encontrarla, como es la costumbre de la aldea, bebimos de nuevo y cada uno de nosotros se lo montó con ella.
El periodista ya no lo soporta más, y para intentar esquivar el tema, le dice al aldeano:
- Mire, ¿sabe qué? Mejor cuénteme algo triste.
- El aldeano guarda silencio unos segundos y, limpiándose una lágrima que comenzaba a salir de sus ojos, dice:
- Una vez yo me perdí en el monte...
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